Cuando uno piensa en “Menorca” pueden pasar por la cabeza muchas cosas: queso Mahon, gin Xoriguer, talayotes, zapatos abarcas, ex colonia británica, calas preciosas, etc…
Pero, sin duda, lo más conocido y típico de esta isla Mediterránea, son las fiestas de San Joan en Ciutadella. Se celebran los días 23 y 24 de junio. La ciudad y sus alrededores se transforman. La preciosa y tranquila Ciutadella durante estos dos días, se convierte en el destino más deseado siendo el corazón de Baleares. Para este único evento el puerto se llena de barcos y llauts hasta el último amarre, mientras que todos los vuelos y hoteles se reservan con mucha anticipación.
Las calles señoriales se visten para acoger a caballos y "caixers", que reviven año tras año una tradición centenaria, que se ha popularizado hasta convertirse en un acto, seguido por miles de ciudadanos, llegados de fuera de la isla para disfrutar del increíble espectáculo.
El origen de estas celebraciones se encuentra en Ciutadella, allá en el siglo XIV, cuando se creó una Obrería, para encargarse de la administración de la iglesia rural de Sant Joan d’Artrutx, situada a unos cinco kilómetros de la ciudad. Esta organización incluía representantes de los diferentes estamentos sociales, los llamados "caixers", que debían desplazarse a caballo hasta la iglesia, sobre todo en la vigilia de Sant Joan, cuando se celebraba un oficio religioso con memorativo. La tradición se mantuvo año tras año, añadiéndose actos, hasta dar forma a la actual festividad de Sant Joan.
Todos los pueblos de Menorca, incluso algunos núcleos turísticos o residenciales, tienen su fiesta patronal, y en todos ellos los caballos son los protagonistas. El acto central de las fiestas de San Joan es siempre el “jaleo”, un momento en el que los ‘caixers’ deleitan a la gente con los saltos ("bots") de sus caballos, al ritmo de una música que, pese a no ser originaria de la Isla, se ha convertido en una seña de identidad inequívoca de la esencia menorquina. Todas las celebraciones, reúnen a una gran cantidad de gente deseosa de disfrutar de los caballos y de sus jinetes o “Caixers”, guiados siempre por el sonido del "fabioler", la figura que abre la comitiva de caballos con el sonido peculiar del "fabiol".
Si tiene la oportunidad de pasarse por alguna de estas fiestas patronales, no las deje perder. Disfrute, sumérjase con precaución en la fiesta, y siéntase como un menorquín más.