Discreto, rápido y con años de conocimiento del mercado.
Para una isla cuyo sector turístico floreció y prosperó al vender su imagen de vacaciones de sol, arena y mar, fue un movimiento valiente y algo radical de la industria local, mirar hacia su interior, para ver si otro tipo de sector podría ser desarrollado.
Hace poco más de treinta años, el negocio del agroturismo nació con una colección de pequeños B&Bs y hoteles rurales, que se abrían paso a lo largo de la isla, respirando una nueva vida en las fincas, entonces apenas rentables y, de un golpe, rescatando los edificios históricos de granjas en ruinas. Hoy en día, este sector, a menudo llamado "la otra Mallorca" significa que através de la zona centro de “Es Pla“ salpicada por pinos y colinas almendradas, estas fincas tradicionales transformadas en hoteles boutique, o restauradas en viviendas familiares, son un gran negocio para el turismo de la isla.
Son Brull, el hotel boutique y granja orgánica, cerca del pintoresco pueblo de Pollensa, es un ejemplo de la tendencia de los hoteles de lujo en un entorno rural. Considerado como uno de los mejores hoteles rurales de la isla, parte de su éxito se debe a su ubicación, reflejo de un creciente deseo de la generación más joven, de llevar estilos de vida activos. Las zonas de Pollensa y Alcudia están perfectamente posicionadas, para aprovechar todas las mejores playas de la costa norte, así como el senderismo, ciclismo en las colinas, practicar yoga con un telón de fondo impresionante, o jugar al tenis y otros deportes. No es por nada que el Team Sky ciclista, entrena cada invierno en Alcudia, con el terreno desafiante y hermoso, justo en la puerta.
Testimonio del atractivo de estos idílicos entornos rurales, son la red de oficinas de Engel & Völkers en la isla, que muestran que más de un tercio de las solicitudes de propiedades, ya sea para alquilar o comprar, son para fincas o casas rurales. Aquellos que ofrecen lo mejor de ambos mundos, los que están cerca de un pueblo o ciudad, que tienen tiendas, restaurantes y bares, pero que también ofrecen privacidad y maravillosas vistas a la montaña, son los particularmente populares.
Otro factor que apoya este creciente interés, es que el mercado de las fincas no se limita a la temporada del verano tradicional. Con un creciente interés por la comida y el vino de origen local, en particular el resurgimiento del aceite de oliva y las industrias vitiviníco las de Mallorca, con una bonanza climática durante todo el año y un aumento de los vuelos, durante los meses de fuera de temporada, puede ser disfrutado durante todo el año.