La Cerdanya, deporte y recreo en la nieve

El esquí en la Cerdanya hace ya más de cien años que se practica. De forma documental podemos destacar que a principios del siglo pasado, miembros de la Centro Excursionista de Catalunya realizaban sus primeros descensos en La Molina. Muchos de nosotros hemos visto las imágenes de aficionados al esquí cargando sus esquís al hombro, cuesta arriba, para encontrar la mejor de las bajadas con esquís sobre la nieve. Ha nevado mucho desde entonces.

La Molina fue la primera estación de esquí en abrir en Catalunya y la primera en poner en marcha un remonte mecánico. Se fundó en 1943. Y el tren, la línea R3, Barcelona-Puigcerdà (1922), ayudó en el desarrollo y crecimiento del esquí en La Molina. Leemos, en periódicos y blogs especializados en el mundo de la nieve, que en 1946 se puso en funcionamiento el primer telesilla –Turó de la Perdiu–. Y en 1954 se inauguró la telecabina de dos plazas. Así pues, La Molina es uno de los complejos invernales más antiguos del Estado. Cadanchú es, en este caso, la estación más antigua, ya que al parecer inauguró la estación en 1928.

Puestos a hacer historia, San Moritz (Sankt Moritz, en alemán, o San Murezzan, en romance), en Suiza, es la estación de esquí más antigua del mundo, inaugurada en 1864. Se encuentra en la región de 'Alta Engadina, a más de 1.850 metros de altura, en los Alpes Suizos.

Pero, volviendo a hablar de la Cerdanya, y en medio de tantos datos, cabe decir que unos años antes de 1943 –año de la fundación de La Molina–, ya podía esquiarse en nuestra comarca aprovechándose de un remonte. Corría el año 1936 cuando en el pueblecito de Porté entró en funcionamiento el primer widget mecánico en la que después sería la estación de esquí de Porté-Puymorens. Es la primera referencia de esquí con remontes que hay en la Cerdanya y la primera en los Pirineos Orientales.

Si nos centramos exclusivamente en el esquí alpino y la Baja Cerdanya, debemos hablar de La Molina y Masella, que son nuestras estaciones de proximidad. La apuesta de Alp 2500 —que es la unión de las estaciones de esquí de La Molina y Masella (el primer remonte entró en funcionamiento en 1968), en el área de La Tosa— es la propuesta más amplia en esta banda de los Pirineos. El área acumula una oferta de 145 kilómetros, con un total de 33 remontes y 131 pistas, según se destaca en las webs de las estaciones. Desde La Molina, la telecabina Cadí-Moixeró cubre, en apenas 20 minutos, el desnivel que separa el aparcamiento de La Molina hasta La Tosa (2.537 metros). Un dato que destaca especialmente es la capacidad de transporte de esquiadores en ambas estaciones, con la totalidad de sus remontes: 43.590 esquiadores/hora.

Una moderna red de nieve producida garantiza temporadas más largas en los Pirineos. Cabe decir, en este sentido, que recientemente hemos conocido el proyecto que impulsa Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya (titular de La Molina), que juntamente con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas del Ministerio de Ciencias e Investigación ha presentado el Laboratorio de la Nieve. La iniciativa pretende producir nieve con una reducción de consumo de agua de hasta el 40%.

​​

Los dos grandes complejos invernales disponen de unas instalaciones modernas y diferentes servicios que culminarán en una gran jornada de esquí y nieve a cualquier practicante que las elija para esquiar. Además, el dominio cuenta con diversas áreas temáticas (estadio de eslalon, el súper-pipe de los Pirineos y circuitos de raquetas, entre otros como la posibilidad de realizar descensos en trineos como actividad pensada para las familias). Y otras actividades complementarias que se pueden encontrar detalladas en las webs de las estaciones: www.lamolina.cat y www.masella.com .

Para terminar debemos recordar las estaciones de esquí nórdico. Guils Fontanera, Aransa y Lles de Cerdanya son estaciones de esquí de fondo, abiertas durante la temporada de invierno con posibilidades para practicar, también, raquetas de nieve. Esta última modalidad lúdica para pasar el día en la nieve –hablamos de las raquetas–, ha ganado adeptos en estos años, principalmente como recreo y ocio de las familias.

Y para rematar, dejar por escrito la práctica del esquí de montaña o Skimo, una modalidad que no necesita áreas marcadas o preparadas como esquí nórdico o alpino. Esta modalidad, también llamada esquí de travesía, ha ganado muchos adeptos en los últimos años. Se trata de alcanzar una cima o pico, con los esquís y realizar su descenso, posteriormente. Tanto en este caso como en el resto de las modalidades de esquí que hemos ido destacando en este artículo, se necesita material adecuado, preparación y formación. Si esta práctica le es nueva y desea disfrutar de este deporte o sencillamente divertirse, déjese asesorar por profesionales antes de emprender la aventura del esquí.