Horario
Mar-Jue 10:00 - 19:00
Vie-Sab 10:00 - 20:00
El orden es la mitad de la batalla. Un principio rector que nos resultará familiar a la mayoría de nosotros, porque fue predicado en muchos lugares por padres que intentaron, con más o menos éxito, animar a sus hijos a mantener sus habitaciones ordenadas.
Y para ser sinceros, eso no ha cambiado mucho hasta hoy. Una habitación infantil o juvenil ordenada sin tener que luchar por ella todos los días es el deseo de la mayoría de los padres, ya que nuestra educación nos marca. Llevamos con nosotros muchos de los comportamientos de nuestro entorno familiar y los transmitimos a nuestros hijos.
Ordenar es un tema realmente fructífero. En la actualidad, hay especialistas en este ámbito y se podría decir que está de moda consultar a un «experto en orden». Pero lo que hay detrás del deseo de orden es mucho más que una tendencia pasajera. Y se aplica absolutamente a todas las edades para todas las generaciones, puesto que con la eliminación del lastre que ya no es necesario, se genera libertad. Espacio para nuevas ideas y un cambio de perspectiva. El componente de orden que aporta la estructura ayuda a abordar los problemas del exterior con un nuevo brío y un nuevo concepto. Haber experimentado esto por uno mismo puede alimentar el deseo de enseñar también a los niños el lado positivo del orden. Y no verlo como una «herencia no querida» de la propia juventud.
La sobreabundancia de juguetes conlleva otros inconvenientes además de la imposibilidad de mantener un orden agradable en una habitación infantil desordenada. Los niños empiezan a darlo por sentado. Lo especial también está perdiendo importancia y ya no se aprecia.
La abundancia de juguetes disuade a los niños de comprometerse más con algo, de desarrollar cosas por sí mismos y aprender de ellas. Los primeros inicios de la concentración se fomentan de forma lúdica despertando el interés por el manejo intensivo de algo. Estas valiosas posibilidades son prácticamente cortadas de raíz si siempre se empieza algo nuevo porque hay demasiadas distracciones coloridas al acecho.
Otro punto a favor de un mayor orden en la habitación de los niños, además de la ampliación del espacio mental, es el espacio adicional disponible para que los niños tengan ganas de moverse. Un espacio abierto anima a bailar y una alfombra especialmente suave fomenta las ganas de retozar cuando no hay jardín disponible o los niños tienen que quedarse en casa por otros motivos.
Naturalmente, los niños se divierten mucho jugando, y bastante menos ordenando. Para superar este obstáculo, puede ser útil amueblar la habitación de los niños de forma que sea fácil mantener el orden. Esto no requiere grandes inversiones. El primer paso puede ser deshacerse de algunas cosas. En todas las habitaciones hay cosas superfluas, rotas o que simplemente ya no se necesitan. Intente averiguar junto con su hijo qué juguetes son.
No necesariamente hay que tirar a la basura las cosas de las que uno quiere deshacerse. Seguro que hay un espacio en la bodega donde pueden pasar primero un tiempo en cajas. Así es como se descubre si realmente no faltan. Después, se pueden regalar, por ejemplo, o se pueden utilizar para llenar un puesto en el mercadillo, o se pueden guardar si la propia planificación familiar aún no se ha completado.
Básicamente, se trata de que el espacio de almacenamiento opaco para los artículos individuales crea una sensación de mayor orden que colocarlos en una estantería abierta. Las tiendas de muebles y de bricolaje disponen de una amplia gama de bonitas cajas que también sirven de decoración. Se pueden etiquetar como «muñecas», «coches» o cualquier cosa que se haya guardado. Esto hace que todo sea fácil de guardar e igualmente fácil de encontrar. Los cajones debajo de la cama también son maravillosos espacios de almacenamiento.
Si los niños pueden empatizar con sus padres acerca de la sensación edificante y satisfactoria que puede crear un hogar ordenado, y usted puede idear motivaciones lúdicas para que se acostumbren a ordenar su propia habitación con regularidad de una manera adecuada para los niños, es de esperar que la discusión al respecto no siga siendo un problema de larga duración.
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